LA PRENSA
16 de febrero de 2014
Son 8 años que han transcurrido de esperanzas cifradas de
todo un pueblo en un líder que dice ser de Oruro, pero que no ha satisfecho las
expectativas de los orureños. Lo que ocurrió es que de los principales ejes de
desarrollo que se propuso el departamento, por ejemplo, el fortalecer y
desarrollar la vocación comercial, que consiste en concretar los corredores de
integración interoceánicos con los tramos Oruro-Pisiga, Oruro-Ancaravi,
Ancaravi-Turco-Tambo Quemado, que son fundamentales para llegar a los puertos
del Pacífico: Arica, Iquique, no hemos tenidos avances.
Ligado a la vocación comercial, está la otra modalidad de
transporte que es el por ferrocarril. El escudo de armas del Departamento de
Oruro contempla un ferrocarril, que es el primero que llegó a Bolivia y
representa las ansias de integración y desarrollo, esta modalidad de
transporte, que puede ser un complemento para el comercio internacional, está
totalmente abandonada, con una instalación e infraestructura obsoleta. Oruro
pidió que se reactive el ferrocarril y si se puede hacer una nacionalización,
que se lo haga, que se declare como capital ferroviaria de Bolivia, porque
desde Oruro se tienen todos los nodos de interconexión del país y hacia el
Pacífico. En este momento el ferrocarril está en manos privadas, en manos de
chilenos, dicho sea de paso.
Un tercer componente de la reivindicación comercial es el
aeropuerto, que hemos pedido que sea internacional, no para viajar a La Paz o
Cochabamba, para viajar al exterior: Iquique, Arica, para los negocios
internacionales que tenemos los orureños. Sin embargo, tiene dos años de
desfase en la entrega. Es una obra de deficiente calidad, en diseño, ingenieril
y también en material.
El otro componente, es que las vocaciones agropecuarias que
tiene el departamento como ser el grano de oro, la producción de quinua real en
toda la parte sur y todo lo que significan los eslabones de producción, no han
sido desarrollados. Hemos pasado el Año Internacional de la Quinua sin pena ni
gloria.
El otro componente es la crianza de la ganadería camélida,
Oruro tiene más de 2,7 millones de ganado camélido, que necesitan un trato
especial, necesitamos centros que operen en el lugar donde se crían,
necesitamos que el Gobierno esté fortaleciendo oficinas con tecnología, con
profesionales de alto nivel para que empecemos a desarrollar estas dos
vocaciones, pero que a lo largo de los últimos ocho años no se han podido
desarrollar. Y un cuarto elemento que el Gobierno debe tomar mucha atención es
proteger uno de los patrimonios culturales más importantes que tiene, que es el
Carnaval de Oruro. Durante los últimos años ha sido víctima de intentos de
plagio, de apropiación indebida, de distorsión de las danzas. Eso nos preocupa
y desde nuestro rol parlamentario hemos propuesto iniciativas de Ley pero por
ser de la oposición van a paso de tortuga.