La polémica por el nombre del aeropuerto de Oruro, llamado Juan Mendoza y Nernuldes desde 1945 —que la Ley 045 del 7 de febrero de este año pretendió cambiar a Evo Morales—, dejó a la vista, una vez más, la tara del racismo en Bolivia. Otros momentos similares fueron Sucre (conflicto por la capitalía plena), en 2008; Cochabamba, en enero de 2007; y Santa Cruz, en 2008 (“golpe cívico prefectural, llama el Gobierno”). En Oruro se insultó y agredió a los indígenas que marcharon en apoyo al nombre de Evo Morales, que habían sido convocados de manera arriesgada por las organizaciones sociales afines al Movimiento Al Socialismo (MAS), pues pudo haberse desatado un enfrentamiento mayor o ser objeto de las humillaciones que sufrieron los indígenas, también llamados a “defender el proceso” en Sucre, en 2008.
Uno de los “actores” que jugó un rol importante en las convocatorias a las movilizaciones y en la creación de consignas racistas dentro y durante el movimiento fue el grupo de Facebook “Soy un orureño del carajo”. Esta página tiene un contenido racista, posiblemente acorde al modo de pensar de hace 50 años o más, como se verá con los ejemplos que extractamos.
Supimos que el diputado por Oruro Franz Choque, de Convergencia Nacional (CN), es el administrador de la cuenta. Al ser consultado, el asambleísta contesta: “Yo soy creador de la página, pero las publicaciones, comentarios y posts que publican permanentemente son de entera responsabilidad de quienes lo hacen y deben ser asumidos por ellos. Estamos llegando a los 20 mil orureños”.
Según esta autoridad, la página “ha sido determinante” no sólo en este conflicto, sino en varias problemáticas relacionadas con la ciudad y el departamento de Oruro “como factor de movilización social”.
Un ejemplo del racismo en esta página es el post de un meme (un elemento de una cultura o un sistema de comportamiento que puede ser transmitido de un individuo a otro. Puede ser, además, una imagen, video, frase, etc. que se transmite electrónicamente a partir de usuarios de internet, Diccionario Oxford; la Real Académica de la Lengua Española aún no incorporó el término) en el que hay dos fotografías simétricas, en la derecha aparece Valerio Chambi, presidente de la Asamblea Departamental de Oruro por el Movimiento Al Socialismo (MAS), lleva puesto su característico sombrero de ala corta. A la izquierda hay una foto de una llama que lleva el mismo sombrero café, en los encabezamientos de ambas se lee: “ola k ase” (hola qué hace). En la parte inferior está el contenido racista, si es que no daba ya la guía el sombrero: “ecuentra (Sic) las cinco diferencias”.
Fue compartido por Rildo Jordán, quien figura como creador de la página. Por la declaración del diputado Choque, que afirma ser el creador de la página, se infiere que Jordán es quien se la administra o es un pseudónimo. Es de notar que la fecha del post fue el sábado 23 de marzo, es decir, cuando ya se había llegado a un acuerdo sobre la problemática.
Este mensaje no es de un miembro más del grupo, sino de uno de los administradores. Antes, en plena convulsión, el miércoles 20 de marzo, salió otro post en el que está el presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera con alusiones de discriminación a las elecciones sexuales de otras personas.
Si bien los memes que ridiculizan al discurso del poder y a quienes lo poseen son muy comunes y necesarios como medio de humor corrosivo, las mofas raciales o las dirigidas a las preferencias sexuales de las personas están penadas por la Ley Contra el Racismo y toda forma de Discriminación. Además, pueden ser fatales en momentos de convulsión social como el de la semana pasada.
Paralelismos. Durante el llamado “golpe cívico prefectural” en Santa Cruz, en 2008, el uso de las redes aún no se había masificado al nivel de la actualidad. Así que fueron los medios de comunicación privados locales los que actuaron de manera corporativa para preparar la convulsión. Este rasgo también fue denunciado en el caso orureño y durante el conflicto en Sucre de 2008, en el que la oposición más conservadora del país alzó la bandera de la capitalía plena para boicotear la Asamblea Constituyente y por consecuencia lógica la nueva Constitución Política del Estado.
En el ejemplo cruceño se acusó al embajador estadounidense Philip Goldberg de ser el operador. Luego, éste fue expulsado por tal motivo. El diplomático habría coordinado con los medios de comunicación privados un plan de desinformación sobre la gestión de Evo Morales. Los elementos de la campaña eran muy concretos y dirigidos: inflación, corrupción, desgobierno y, sobre todo, división del país.
En Sucre los elementos mediáticos fueron los que encendían el fervor regionalista: así se tenía consignas como “Sucre se respeta, carajo” (arenga que se pronunció cuando se gol-peaba a campesinos desnudos en la plaza 25 de Mayo, que se reiteró en Oruro cambiando el sujeto).
En el último conflicto sobre el aeropuerto, la prensa hizo énfasis en la idea de “dictadura”. Así se puede ver cómo los medios de comunicación privados o redes sociales pueden crear conflictos donde no los hay (o al menos donde no son de tal extremo), más aún si el oficialismo les regala gratuitamente una bandera, como ocurrió en Oruro.